En las terapias pongo en práctica todas aquellas herramientas que he ido adquiriendo en mis formaciones (y todas las que llegarán, puesto que es un camino de continuo aprendizaje) ya que todas ellas son parte importante de mi camino como profesional.

1. La biología me ha hecho entender por qué los gatos son como son. Como funciona su organismo y como se ve afectado por todo lo demás. Como el ambiente influye en su bienestar, su papel en el ecosistema y como determina su comportamiento. Como sus antepasados y su evolución les hacen ser como son hoy día, aunque hayan pasado de un desierto a estar junto a nosotros en el sofá. 

Llevar esto a su vida actual es indispensable para su bienestar.

2. Mi especialización en etología aplicada me capacita para entender el comportamiento felino en diversas condiciones y evaluar su entorno para asegurar su bienestar completo. Esto me permite enfocarme no solo en los problemas, sino en las necesidades esenciales del gato.

3. Terapia felina, gracias a la maestra Laura Trillo, terminó por abrirme los ojos y todo ese
conocimiento empezó a integrarse al comprender que el gato es un ser que siente, que habla y
que como todos, tiene su propia opinión de las cosas y sus propias necesidades. ¿Os parece
lógico al leerlo verdad? Pero… Y vuestro gato… ¿Sabéis cómo es su personalidad?, ¿Qué es lo
más le gusta hacer?, ¿Qué es lo que más teme?, ¿Qué le molesta de ti?, ¿necesita todo lo que
hay en su vida?

Además, día a día aprendo sobre terapias complementarias como flores de Bach, nutrición, gestión
emocional, etc. y, en definitiva, todo aquello que pueda ser útil a mis pacientes y sus personas.

Ser terapeuta felino es parte de mi filosofía de vida ya que a diario mis pacientes me enseñan sobre mí a
la vez que yo enseño a sus personas la mejor forma de convivir con sus compañeros y ellos, los gatos,
nos enseñan a todos muchas lecciones que aunque obvias, muchas veces se nos olvidan.